miércoles, 4 de noviembre de 2009

Agricultura Organica

DECIMOTERCER INFORME ESTADO DE LA NACIÓN
EN DESARROLLO HUMANO SOSTENIBLE
Informe Final


Agricultura e implicaciones ambientales
Investigador:Oliver Bach

Uso de agroquímicos y control estatal

Costa Rica continúa como uno de los países de la región centroamericana con los mayores índices de uso de plaguicidas, en términos de ingrediente activo (i.a.) por habitante (2,5 kg), por trabajador agrícola (37,2 kg) y por área cultivada 22 kg i.a./ha (De la Cruz 2004). En Costa Rica se importa y se utiliza gran variedad y cantidad de plaguicidas. A pesar de esto, no hay datos oficiales anuales del número de ingredientes activos y de productos formulados registrados, ni del uso y tendencias de uso por cultivo y región. Tampoco hay datos oficiales de la cantidad de producto utilizado en relación con la exposición (humana y ambiental), el efecto (a corto y largo plazo) y el riesgo que para la salud y el ambiente representa su uso en el país (De la Cruz 2004). El uso de los fumigantes se concentra en los cultivos de melón, sandía y flores los cuales utilizan el bromuro de metilo. Los insecticidas-nematicidas, se usan principalmente en los cultivos de arroz, banano, café, caña de azúcar, cebolla, fríjol, papa, piña, plantas ornamentales y algunos tubérculos. Los herbicidas se utilizan sobre todo en el arroz, café, caña de azúcar, ornamentales y papaya y en menor cantidad, en el cultivo del banano, el melón, la papa, la piña y otros tubérculos. Los fungicidas se utilizan prácticamente en todos los cultivos, pero en mayor cantidad en el banano, papa, melón, cebolla, café, arroz y piña (De la Cruz 2004). En varias ocasiones, la Contraloría de la República ha dado un ultimátum al MAG por su débil control de plaguicidas por no vigilar la cantidad de químicos que se aplican. El MAG no maneja cifras confiables sobre intoxicados. Además, la Contraloría criticó el débil control que lleva el Estado sobre los agroquímicos que se importan, las dosis que se aplican en las fincas y las pocas medidas realizadas en los últimos años para minimizar los riesgos en la salud humana y el ambiente (Loaiza 2007). En relación con la toxicidad en humanos de los plaguicidas la cantidad importada al país de toxicidad aguda alta y extrema (categoría lA y IB de la OMS) y con capacidad de producir cáncer (categoría A y B de la EPA) ha aumentado en los últimos diez años. Además, muchos de los tipos de hortalizas que consumen los Costarricenses presentan residuos de algún agroquímico encima de lo permitido. Los productos responsables de un número importante de intoxicaciones y muertes en el país son paraquat, metamidofós, fosfuro de aluminio y metomilo, pero se siguen importando en altas cantidades al país. El mancozeb un producto con metabolitos catalogados como cancerígenos y muy tóxicos para organismos acuáticos, sigue a la cabeza de las importaciones al país (De la Cruz 2004).Existen varias iniciativas de investigación cuyo objetivo es contribuir a la búsqueda de alternativas al uso de agroquímicos. CORBANA (2007) inició con ensayos de control biológico de Sigatoka negra y de nemátodos y colabora, además, con instituciones científicas como la Universidad de Wageningen (Holanda), EMBRAPA (Brasil), CIRAD Agricultura e implicaciones ambientales en algunas cuencas hidrográficas principales (Francia), Universidad de Bonn (Alemania), CINVESTAV (México), así como CATIE, UCR, UNA e ITCR con el objetivo de reducir en un 50% el uso de agroquímicos en el cultivo del banano. En el 2006, la comisión permanente de asuntos agropecuarios y de recursos naturales de la Asamblea Legislativa aprobó en forma unánime la Ley para el desarrollo, promoción y fomento de la actividad agropecuaria orgánica, la cual contiene exoneraciones fiscales y otros beneficios para quienes cultiven sin agroquímicos. Entre los aspectos más importantes de la Ley se encuentra el apoyo a la investigación, soporte en áreas técnicas y el establecimiento de áreas de protección frente a las semillas y esporas transgénicas, indicó el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG).La Ley también promueve la financiación para que agricultores comiencen una transición hacia la agricultura orgánica. Con la Ley se exonera del pago del impuesto sobre la renta (durante 10 años) a los pequeños y medianos productores orgánicos, que tampoco deberán tributar cuando importen equipo, maquinaria e insumos avalados por un reglamento que elaborará el MAG. La venta de productos orgánicos tampoco pagará el impuesto de ventas (Murillo 2006).Las actividades de producción y de conservación pueden convivirLos ecosistemas naturales son componentes integrales del paisaje agrícola y rural. La captura de carbono, la polinización de cultivos, el control de plagas, la biodiversidad y conservación de suelos y agua son algunos de los servicios que proveen los ecosistemas naturales en las fincas agro-pecuarias. A nivel de paisaje, los fragmentos boscosos, mosaicos de cultivos, cercas vivas y árboles aislados forman una matriz de cobertura arbórea que representa un hábitat significativo para la vida silvestre y por otro lado mitiga los posibles impactos ambientales de los cultivos. Aunque los paisajes agrícolas frecuentemente se consideran como desiertos biológicos, estos mantienen usualmente una abundante cobertura arbórea en forma de pequeños parches boscosos, zonas riparias, cercas vivas y árboles dispersos en campos (Harvey et al. 2005). Existen estudios que ilustran la convivencia de la biodiversidad y la agricultura en los cultivos de café, banano y pastos. Para el caso del cultivo de café, la diversidad y abundancia de aves en cafetales con sombra por su mayor oferta de recursos alimenticios por lo general es significativamente mayor que en plantaciones a pleno sol u otros tipos de monocultivos (Komar 2006). Un censo del INEC (2004) demostró que un 63.4% de las fincas de café en el Valle Central y un 74.8% en Turrialba cultivan los cafetos en un sistema agroforestal con algun especie de árbol de sombra presente. Además, un 27.4% aplica abono orgánico y un 68.2% implementa alguna práctica de conservación de suelos, mientras que en Tarrazú, Pérez Zeledón y la Zona Norte son casi todas las unidades productivas (90.8%). En las fincas bananeras Costarricenses, 4950 ha están cubiertas por bosque secundario o primario para un 12% del área bananera total. Además, 97% de las fincasmanejan alguna cobertura en canales primarios y secundarios (Laprade 2007). Suárez- Serrano et al. (2006) demostraron que la diversidad de aves y anfibios en una finca de banano orgánico es mayor que en una plantación tradicional. En la finca de banano Agricultura e implicaciones ambientales en algunas cuencas hidrográficas principales Decimotercer informe sobre el Estado de la Nación 17 orgánico se encontró también una mayor composición florística que en la tradicional, en términos de especies y número de individuos. No obstante, en el Caribe, un 20% de los monos congo (Alouatta paliatta) presenta una coloración amarilla debido al uso de agroquímicos en las fincas bananeras, ya que los insecticidas provocan deficiencias en el hígado de los primates y por ende, su muerte. Según Rónald Sánchez de la UCR, la población de los monos congo se redujo de 70,000 a 36,800 individuos en cinco años (Vargas 2007). La cobertura arbórea en fincas ganaderas beneficia tanto a la biodiversidad como a la productividad del ganado, ya que provee sombra y protección contra el viento. En dos agropaisajes en Cañas y Río Frío un 88% de fincas en promedio contaba con cercas vivas con hasta 85 especies de árboles, 47 de aves y 29 de mariposas. En una zona ganadera cerca de Cañas, Guanacaste, por ejemplo se ha observado un 91% de la diversidad de murciélagos, 52.5% de la diversidad de aves y 48% de la diversidad de murciélagos del Parque Nacional Santa Rosa (Harvey et al. 2006). Las cercas vivas son aspectos importantes que merecen mucho más atención en las estrategias de manejo sostenible de la tierra, y deben ser un elemento explícito en las regulaciones y los incentivos que tienen como objetivo mejorar la integridad ecológica de los paisajes rurales en América Central (Harvey et al. 2004).

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